miércoles, 19 de febrero de 2014

BATALLA DE SALTA - 20 DE FEBRERO DE 1913 - LAS POSTALES DEL CENTENARIO

Al cumplirse el centenario de la Batalla de Salta, en 1913, surgió una colección de tarjetas postales con vistas exclusivas del patrimonio cultural, arquitectónico e histórico de nuestra tierra. Este hecho puede haberse constituido como la primera expresión en materia turística para mostrar nuestro pueblo al mundo. Esta colección se llamó: "Recuerdo del Centenario de la Capitulación de Salta. 1813 - 20 de Febrero - 1913" En el margen izquierdo se observa el escudo de la provincia: un campo en forma de óvalo de color celeste, rodeado en sus laterales con ramas de laurel sin tocarse en su parte superior (en el actual escudo están unidas), atadas en su parte inferior con cintas bicolor celeste y blanco, centrada dentro del óvalo una estrella de seis puntas y en su interior... eh aquí la diferencia más notoria con el actual escudo provincial, en vez del sol de oro se puede apreciar la imagen de la cara de un niño casi sonriente y de cabellos ondulados. Leyendo la historia de nuestro escudo no encontré esta iconografía ni tampoco otra, que también obra en mi poder, donde en vez del niño o el sol, se aprecia la imagen de una mujer india con el cabello trenzado "en simbas" que caen hacia ambos costados de su rostro. En el dorso de la tarjeta se puede leer: "Tarjeta Postal" y renglón seguido: "Carte Postale - Union Postale Universelle".

A través de ellas, veamos, recordemos y nos enteremos de nuestra Salta de ayer...


Jardín Zoológico del Parque San Martín

El parque San Martín fue fundado hacia 1905 y desde sus inicios funcionó un Jardín Zoológico en lo que después se llamó Plaza del Jardín Incaico por sus especies autóctonas, provenientes la mayoría de nuestra Puna y en la actualidad se ubica la plataforma del teleférico que asciende al cerro San Bernardo. Este Zoo de principios del siglo XX contaba con una colección de animales de nuestra fauna regional entre las que mencionamos a la corzuela o guansuncho tal como muestra la imagen siguiente. También observamos en la tarjeta postal la presencia de la famosa escultura blanca del perro que tantas veces fue cambiada de su lugar original y otras tantas atacada por inescrupulosos que llegaron a romper su hocico y los genitales.


Ya que nos encontramos dentro del extenso parque San Martín visitemos sus lagos pues no habla un solo lago por entonces...


En esta postal se aprecia la ribera elevada del lago, cuya extensión es mucho mayor que la del actual y el puente muy distintos del que podemos ver hoy.


Otra vista más cercana al puente y en una zona mejor parquizada.


La otra orilla después de cruzar el puente...


Vemos el lago en su total extensión y descubrimos la grandeza que tuvo en otros momentos, constituyéndose el parque en uno de los atractivos mas visitados por entonces por las familias y los enamorados.


Una de las avenidas del parque, la actual avenida San Martín, véase a la derecha de la imagen un puente que cruzaba el canal que la zurcaba en toda su extensión, antiguo cauce del río Primero o de los Sauces, recordemos también que por muchos años la avenida San Martín se llamó la Calle de los Puentes y previo a su actual nombre era la famosa Corrientes.

Cantera de piedra en el cerro San Bernardo

Ahora vamos a otro parque y paseo de nuestra ciudad, el cerro San Bernardo. Vemos en el grabado una cantera de piedras y debemos recordar que la totalidad de las construcciones en Salta usaron en un momento piedras lajas extraídas del cerro. Con estos elementos se hacían veredas, calles, cimientos, verjas, coberturas de paredes y hasta muros como la base del monumento al general Martín Miguel de Güemes y los exteriores de la Central de Policía y los de la antigua Comisaría Seccional Tercera...

Antiguo edificio de la Comisaría Tercera


Por el cerro bajamos hasta el cementerio de la Santa Cruz y observamos el antiguo mausoleo donde descansaban los restos de nuestro Héroe Nacional el general Güemes, antes de que sean trasladados al Panteón de las Glorias del Norte en la Iglesia Catedral.


Imagen del general Martín Miguel Juan de la Mata de Güemes Montero Goyechea y la Corte.


También encontramos el mausoleo del general Dionisio Puch


Y el delñ general Rudecindo Alvarado.



Del cementerio, faldeando el cordón de cerros que acompañan al San Bernardo y al 20 de Febrero y yéndonos hacia el norte de la ciudad, pasando la antigua "Hacienda de los Tres Cerritos" que diera nombre al actual barrio y llegando al predio de la U.C.S. Universidad Católica de Salta, se encuentra la Quebrada de Chachapoya, de la que se sirviera el ejército del general Belgrano, guiados por el coronel José Apolinario Saravia, recordado cariñosamente por los salteños, como "Chocolate" Saravia por el color oscuro de su tez.


Desde Chachapoya, pasando por Campo Castañares llegamos al antiguo "Campo de la Cruz" que recuerda a los vencedores y vencidos que murieron en la batalla de Salta y fueron enterrados en una fosa común marcada por dicha cruz. En el lugar se erigió el monumento "A la Victoria de 1813", conocido popularmente como monumento 20 de Febrero o monumento a la Batalla de Salta. Este monumento se haya en la intersección del antiguo boulevard, hoy avenida Sarmiento y calle 12 de Octubre, dentro de nuestro querido Parque 20 de Febrero.


Los cuarteles del 2 de Artillería en el campo Belgramo atraían a todos los ciudadanos de la provincia que debían realizar el servicio militar obligatorio.


Así, bajamos hacia el sur por avenida Sarmiento hasta llegar a la avenida Entre Ríos para presenciar la inauguración de la estatua del "Gran Sanjuanino" Domingo Faustino Sarmiento.



Siguiendo hacia el sur, en la siguiente cuadra a la mano derecha observamos los hospitales Del Milagro y De Niños de nuestra ciudad, rodeados de una buena extensión de tierras baldías que indicaban que la ciudad tardaba un poco en su crecimiento en aquellos tiempos. Conocidas eran las chacras y quintas detrás de estos hospitales, sobretodo pasando el zanjón de Carrillo que aun se esconde debajo de la calle Marcelo T. de Alvear y se cruzaba por el llamado "Paso Carrillo". Este canal es el que pasa debajo del Paseo de los Poetas, dando fama al Boliche Balderrama que se erigió a sus "orillitas" y sigue por la Esteco, hasta ser acompañado por la avenida Dr. Ernesto Guevara (ex 16 de Septiembre) hasta caer en el río Arias-Arenales en el populoso barrio Ceferino (Namuncurá).


Nos volvemos hacia la izquierda hasta llegar y remontar la Balcarce hacia el norte, por el concurrido paseo lleno de peñas y de pubs hasta llegar a la Estación del Ferrocarril Central Norte del ramal Belgrano. De pronto el barullo de los locales de "La Balcarce" enmudecen y dan lugar a las conversaciones de los aurigas de los mateos, los gritos de los bodegones que rodean los antiguos hoteles como el Internacional o el Colón, el silencio coqueto de las meretrices que se paseaban por las veredas de la estación, e incluso creemos ver a Isidro Heredia cargando en su carro a la pobre Juana Figueroa camino a la muerte en el Puente Blanco...


Sobre la avenida Entre Ríos esquina Vicente López se erigía el restringido "Stand de Tiro" que dió nacimiento al Club Gimnasia y Tiro de Salta.


En la calle España al 600 se emplazaba el antiguo Banco de la Nación Argentina, pero después al trasladarse a su edificio propio de calle Mitre esquina avenida Belgrano, en el lugar comenzó a funcionar el Banco Provincial de Salta.


En la intersección de España y Balcarce se levantaba el Banco Español y Río de la Plata.


El Banco Provincial en la esquina de Alberdi y Alvarado, donde funcionó la Tienda El Guipur y luego la Dirección de Rentas de la Provincia.



Así se veía por aquellos años la Sociedad Española de Socorros Mutuos de calle Balcarce al 600 de nuestra ciudad, célebre por sus bailes en carnaval y sus fiestas sociales que tanto alegraron en otras épocas.




Este actual edificio del Poder Legislativo de Salta, denominado "La Legislatura", fue sede de la Casa de Gobierno por unos buenos años y de los tribunales salteños por otros tantos. Fue motivo de un famoso juicio a la provincia por parte de sus constructores quienes, al perder el mismo, dieron rienda suelta a su venganza realizando en el frente una imagen de la "Justicia" con los ojos sin vendas y la balanza inclinada...




El edificio del Departamento Central de Policía también conformaba esta colección de postales por su atractivo arquitectónico.




Antiguo Edificio del Seminario Conciliar de Salta.




El "Gran Hotel" frente a la Plaza 9 de Julio.



Tedeum por las fiestas mayas sobre calle España frente a la Iglesia catedral en la Plaza 9 de Julio.




También apreciamos una antigua Casa Histórica que perteneció a la familia Aguirre. El predio es el que ocupa la casa Grimoldi, una casa particular y el antiguo banco Nación en calle Caseros al 600.




Lo que aquí se menciona como un chalet particular, los salteños lo conocimos como "El Palacio Usandivaras" y se encuentra en la intersección de las avenidas Sarmiento y Belgrano, donde funciona en la actualidad el Museo de Bellas Artes.





Imágenes de la Plaza 9 de Julio. Véase en ésta última que no se encuentra el grupo escultórico en honor al general Arenales. En su lugar se erige la Pirámide de Mayo.



La Plaza Belgrano frente al Departamento Central de Policía, desde una perspectiva de la calle Balcarce y al fondo la avenida Belgrano. Plaza famosa en aquellos entonces por los constantes descuidos que padecía, saliendo en sus canteros plantas de zapallo y una que otra de maíz. Eso si... las parejas siempre fueron a ese lugar desde tiempos inmemorables.




El cabildo de Salta, muy completo con un amplio edificio donde hoy es la plazoleta "Cuatro Siglos de Salta". Un policía atento al movimiento de un vehículo tracción a sangre, mientras una persona cruza la calle Caseros.


Aquí terminamos este recorrido por la ciudad de principios del siglo XX y que vivía los festejos del Centenario de la Batalla de Salta. Les gustó??




NOTA: Las fotografías fueron seleccionadas de la página del Ministerio de Cultura y Turismo . Secretaría de Cultura Salta.

viernes, 14 de febrero de 2014

EL VENCIDO (Cuento Brevísimo)

¿Cómo se verá la vida a través de los ojos de aquellos que fueron vencidos? Me intriga leer la historia de los que nunca pudieron escribirla, por ser esta función, una propiedad exclusiva de los vencedores.

¿Es romántica la lluvia en los asentamientos de los sin techos? ¿Y la nieve? ¿En los barrios pobres, es tan suave, tibia y hermosa como aquella de algodón en los arbolillos navideños?

Su madre se fue una noche olvidada entre los años y su temprana edad sin razón. No recordaba nada de ella, ni cuando extrañaba sus pechos henchidos de leche,  ni cuando perdía el sueño entre llantos nocturnos y la sombra muda de su padre surcando el dormitorio de tablas y papeles de diarios torpemente acuñados en las grietas de la pared para frenar vanamente al duro invierno.

¿Quien escribe la historia de las vidas tristes?

En su breve existencia, los acontecimientos importantes o los recuerdos de ellos, sucedían siempre de noche. Como esa, en que su padre con un pequeño atado de trapos en una mano y tomándola con la otra, la subía a un rotoso camión, que humeaba un fuerte olor a aceite quemado mientras salía en medio de la oscuridad, atestado de otras penosas, oscuras y mudas sombras que cargaban desilusionados una ilusión que los sumía aun más.

Al atardecer, desembarcaban en un caluroso, sombrío y maltrecho campamento de chozas de madera y pajas, en medio de un erguido monte de algarrobos y quebrachos, cargados de animales que repetían sonidos extraños y nuevos para sus oídos de solo ocho años de edad. No le gustaba el lugar, pero se callaba, confiaba en su padre…

 A nadie le gustan los pajaritos oscuros, aquellos que no muestran su canto ni sus brillosos plumajes…



Los hombres bajaban en silencio del vientre del monte con sus viejas herramientas al hombro. En un pequeño carro de madera traían a su padre inerte, con los ojos húmedos de lágrimas, el cuerpo bañado en transpiración y la pantorrilla hinchada y negra por la mordedura fatal de la serpiente que, ya muerta, colgaba del mismo carro. Cuando sus ojos se cruzaron, recién el padre pudo partir en su último estertor.

Esa noche, uno de los mandamases le ordenó que alce sus cosas y que se traslade a su choza, porque él se haría cargo de su manutención.

Historias de perdedores, de pajaritos pardos que nacen sin fuerzas, sin suerte, sin ilusiones…


Tenía nueve años esa noche, nueve años tirados y desprovistos sobre el hediento colchón sin fundas, temblando y sintiendo el aliento alcohólico y repugnante del hombre que en silencio iba subiendo decididamente su mano áspera y hambrienta, sobre la cara interna de sus muslos…



NOTA
Imagen extraída de http://www.info7.com.mx/a/noticia/447246

jueves, 6 de febrero de 2014

JUAN RUIZ, HOMENAJE A UN TROVADOR

A veces, muchos de los escritores y en especial los poetas, tenemos esa sensación de que para llegar al corazón del público, nos falta algo. Algo que nos inserte en lo popular o folclórico. Algo para que el pueblo se apropie, lo haga suyo, lo acune en su garganta, lo repita hasta internalizarlo, darle vida y al mismo tiempo extraviar de la memoria a su autor, porque la obra ha dejado de ser suya para ser parte de la propiedad cultural del pueblo. Ese algo, que a veces falta, es indudablemente la musicalización obligada a las letras paridas en la inspiración primero y construidas luego, en el trabajo que pule la roca y armoniza el alma.



Juan Ruíz jamás tuvo ese problema. En su formación autodidacta, con el tiempo, después de ejecutar y cantar temas del repertorio de la Música Popular Argentina, se consagró como un excelente cantautor que fue alcanzando fama a medida que pulsaba su guitarra y entonaba su tranquila voz. Juan Ruíz hacedor de poemas que volaron al cielo desde el pentagrama callejero de su querida Villa Soledad. Juan Ruíz, poeta del pueblo, músico de barrio, cantor de los que menos tienen…

“Aquí manda la pobreza, mi país es un lugar
gobernado por aquellos
que no saben dónde van…”

(Extracto de la chacarera “La Silenciosa” de Juan Ruíz)



Su nombre es Juan Pablo Ruíz. Juan Pablo en honor al Papa Juan Pablo II. No le gustaba el “Pablo”, porque lo relacionaban con Pablito Ruíz. Y no quería usar un nombre que ya era famoso, con la humildad del chango de barrio, se hizo llamar Juan Ruiz a secas. Hijo de laburantes que supieron pelearle a la vida: su mamá, Mirta Martínez, dedicada a la crianza de sus hijos, mientras su padre, amasó todas las noches el pan que aún vende en su panadería. Y siempre, en sus ratos de noble ocio, canta acompañándose de su guitarra…

“Recuerdo a mi viejo cantando
Por él una zamba escuchar
Su voz en el viento
Y su guitarra templar.”

(Juan Ruiz – Extracto de “Canto Salteño”)

Juan, su hermana María José y su mamá Mirta


Estudió siempre en la Escuela Normal de Salta, donde nacieron muchos artistas del canto, la música y las letras. Allí sus compañeros, maestros y profesores aún recuerdan como se destacaba en el coro y cantando en los actos del calendario escolar. A los 16 años se le dio por aprender a tocar la guitarra, igual que su padre, largándose solo por ese hermoso camino de la música. Se compraba libros de aprendizaje de guitarra, aprendía en clases por internet o buscaba la ayuda de algún profesor particular. Supe que el talentoso Ale Uriona le enseñaba los secretos del charango y en algún momento Sandra Aguirre bajaba como siempre humilde desde su fama y le enseñaba canto. Así se hizo. Sin derroches y ajustándose al bolsillo… con la alegre atención de quienes pudieron conocerlo.



Pronto se hizo amigo de otros músicos y de estas relaciones iba ganando escenarios y seguidores de su sentida producción. Pero Juan Ruíz no tocaba en todos lados. No le gustaba cuando el auditorio se encontraba distraído en otras cosas y conversaba mientras él presentaba sus obras. Por eso, casi siempre desechaba los pubs de La Balcarce, incluso las reuniones de familia, en fiestas de cumpleaños o casamientos, donde el reducido público se había reunido por otros motivos y no por el canto mismo y su cantor. Muchas veces acompañó presentaciones de libros y estuvo en escenarios tales como la Casa de la Cultura de Salta. Es que Juan Ruíz no fue el que canta para los bailes, fue un trovador, un mensajero crítico, un observador de la realidad socio cultural que transmitía sus ideas y enviaba sus mensajes a través de su incisivo canto. Por eso es que necesitaba una sala atenta, un público que mastique el mensaje, decodifique en un canal abierto a la comunicación.



Que difícil se me hace no anticipar el final de este artículo… y eso se nota en los tiempos de esta lectura, donde he mezclado el pasado con el presente, al borde de lo que se deja de entender… Pasados ya los 30 años de edad, Juan le dijo a su madre que en las mañanas, al desayunar, notaba que le costaba pasar el primer bocado, fueron al médico quien les dijo que podría ser acidez producto de una gastritis; pero al seguir con el problema le realizaron una endoscopía y la correspondiente biopsia que arrojó como resultado un inesperado y temible tumor en el esófago. Vinieron el viaje a Buenos Aires, las quimios, los rayos, las operaciones, hasta que un 20 de mayo del 2013 entra en coma, manteniéndose en ese estado por espacio de dos meses, hasta el 30 de mayo en que se produce su deceso.


Tenía apenas 32 años de vida y había registrado 17 temas en SADAIC y compuesto más de 50 canciones. Mimado por el maestro Lito Nieva a quien le dedicó un trabajo suyo y querido y respetado por Sandra Aguirre… y por todos cuanto pudieron conocerlo y escucharlo. No grabó nunca su repertorio musical, pero su agradecida y honrada familia, en su memoria, le grabó un compacto con varias de sus creaciones, repartiéndolo gratuitamente a todos quienes fueron a la casa del artista Andrés Américo Gauna, en Villa Soledad, donde se hizo un acto en su memoria. También, este artista plástico amigo de Juan, trabaja en un mural a su honor en una esquina cerca de la cuadra donde vivía nuestro homenajeado…



Que sirva este homenaje biográfico para todos aquellos que quieran saber quien fue Juan Ruiz, ese chico de barrio que llegó tan lejos… que solo vuelve en la memoria que debemos guardar y que por siempre su sonrisa se nos presentará al escuchar los acordes en un trovar de guitarra sobre el vapor de los mates pensativos de las tardes salteñas…




Los temas registrados por Juan Ruiz son:

A DON LITO NIEVA (Zamba)
ADIÓS TE DIGO (Chacarera)
AIRAMPO (Canción Folclórica)
APENAS UN SUSPIRO (Gato)
CARNAVAL DE MI TIERRA (Huayno)
CON PENA EN EL CORAZÓN (Coplas)
HERIDA TU ALMA (Zamba)
LA ARGANERA (Zamba)
LA INCONCLUSA (Chacarera)
LA VOZ DEL VIENTO (Huayno)
NADA QUEDA (Zamba)
PURO CUENTO (Chacarera)
PUÑADITO DE ARENA (Huayno)
RAZON DE MIS DESVELOS (Zamba)
SILENCIOSA (Chacarera)
TIEMPO AL TIEMPO (Chacarera)
TRAS SU HUELLA (Zamba)